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El cine polaco ha tenido durante mucho tiempo una voz única, una historia distinta y una perspectiva artística audaz gracias a cineastas legendarios como Andrzej Wajda, Wojciech Has, Krzysztof Kieslowski y Krzysztof Zanussi. Al frente de este viaje cinematográfico se encuentra el Festival de Cine Polaco que se celebra cada año en Gdynia, Polonia. Los organizadores del festival, que celebrará sus bodas de oro el próximo año, incluyen al Ministerio de Cultura y Patrimonio Nacional de Polonia, el Instituto Polaco de Cine (PISF) y la Asociación de Cineastas Polacos.

Joanna Łapinska, directora artística del Festival de Cine Polaco, aporta nuevas ideas e iniciativas para elevar aún más el cine polaco en el escenario internacional. Es la primera mujer en la historia del festival en ocupar este puesto. En una entrevista exclusiva con The Sunday Guardian, Łapinska comparte su visión del festival, sus desafíos al establecer la nueva sección ‘Perspectiva’ del festival y su estrategia para garantizar que el cine polaco encuentre su lugar a nivel mundial.

Łapinska es miembro de la Academia de Cine Europea y tiene una rica historia en festivales de cine, ya que dirigió el Festival de Cine New Horizons durante 15 años y el Festival Transatlantyk durante varios años. Aporta un gran conocimiento y experiencia al Festival de Cine Polaco, lo que hace que su nombramiento como directora artística el año pasado sea un paso estratégico para el cine polaco. Sin embargo, hacer realidad su visión no es una tarea sencilla. “Mi contrato es por tres años, pero cada decisión importante tiene que pasar por un comité organizador”, explica. Este comité incluye representantes del Ministerio de Cultura, del Instituto Polaco de Cine y de otros organismos culturales.

A pesar de estas capas, ya ha realizado cambios notables, como el lanzamiento del concurso ‘Perspectiva’, una nueva plataforma dedicada a mostrar el talento polaco joven y emergente. Para Łapinska, la creación de este concurso tenía que ver con la inclusión y la diversidad en la narración, un reflejo del cine rico y en evolución de Polonia.

Uno de los elementos destacados del festival de este año es el ya mencionado concurso ‘Perspectiva’, una sección dedicada a apoyar a los cineastas más jóvenes. Cuando se le pregunta por qué esta iniciativa tardó en materializarse, Łapinska responde con una apasionada explicación sobre los obstáculos procesales. «Iniciar una nueva sección requiere no sólo de una buena idea sino también del respaldo del comité. Necesitaba convencerlos de su necesidad», explica, «quería que la segunda competición de largometrajes fuera una plataforma amplia e inclusiva, que permitiera espacio para todo tipo de historias. No se trataba sólo de cine de autor o comercial; se trataba de capturar la esencia del cine polaco contemporáneo”.

El compromiso de Łapinska con la apertura es claro. Subraya que su intención con el concurso no es imponer límites sino dejar que el cine polaco se defina a sí mismo. “Quiero ver qué resuena a lo largo de los años. Al permanecer abiertos, creamos espacio para que surjan voces y temas inesperados”, afirma. La selección de este año refleja su visión: 24 películas en competencias principales y de perspectiva, con premios entre categorías que destacan la innovación y las óperas primas.

Como festival de cine más grande de Polonia, Gdynia se ha centrado históricamente en el cine polaco, pero Łapinska pretende ampliar su alcance global. Trabaja activamente en colaboraciones internacionales y en la creación de paneles industriales que ofrecen conclusiones significativas. “Siempre somos estratégicos en cuanto a las asociaciones”, dice, haciendo referencia a colaboraciones recientes con la Academia de Cine Europeo e iniciativas como el panel ‘Cuando Oriente se encuentra con Occidente’, que reunió a representantes de la industria de toda Europa. La intención, según Łapinska, es fomentar el intercambio de conocimientos y resaltar la relevancia del cine polaco en el discurso cinematográfico más amplio.

Łapinska conoce bien el potencial de los festivales de cine internacionales, ya que ha pasado años asistiendo a ellos y observándolos de primera mano. Su experiencia influye en su enfoque en Gdynia. “Es importante que nuestros invitados internacionales no sólo vean películas polacas sino que también vean cómo podrían colaborar con nuestros cineastas. Por eso introdujimos oportunidades estructuradas de networking, como happy hours y paneles enfocados”, explica. Ella cree que estas interacciones pueden conducir a alianzas a largo plazo.
Łapinska es muy consciente de la creciente reputación del cine polaco, especialmente con cineastas como Agnieszka Holland y Paweł Pawlikowski ganando reconocimiento internacional. «Los cineastas polacos son buscados habitualmente por sus poderosas narrativas y sus perspectivas únicas», afirma. Este reconocimiento, añade, supone para festivales como Gdynia oportunidades y responsabilidades a la hora de fomentar la próxima generación de talentos.

Un aspecto importante de su papel, como ella misma describe, es hacer que el cine polaco sea accesible a una audiencia internacional. “Queremos mostrar al mundo lo que hace que nuestro cine sea único, pero también queremos entender lo que el mundo puede ofrecernos. Es un diálogo”, comenta. La compleja historia de Polonia y su dinámico panorama sociopolítico han impulsado durante mucho tiempo sus narrativas cinematográficas, que a menudo resuenan con temas universales. Al abrir el cine polaco al mundo, Łapinska espera fomentar el entendimiento y el aprecio mutuos.
Otra área de interés para Łapinska es mejorar los canales de distribución de películas polacas, tanto a nivel local como internacional. Menciona un estudio del Instituto Polaco de Cine, realizado justo antes de la pandemia, que identificó factores clave para estrategias de distribución eficaces. Si bien la pandemia interrumpió estos esfuerzos, Łapinska tiene esperanzas de poder aplicar los hallazgos de la investigación. “La distribución sigue siendo uno de los elementos más críticos para los cineastas emergentes”, enfatiza. Para muchos directores jóvenes, simplemente presentar sus películas al público, ya sea a través de festivales, plataformas de streaming u otros medios, es una victoria.
Para apoyar a los cineastas emergentes, Łapinska prevé recursos adicionales, talleres y paneles centrados en la distribución en futuras ediciones del festival. «Necesitamos dotar a nuestros cineastas de herramientas para navegar no sólo por los aspectos creativos de la realización cinematográfica sino también por el aspecto comercial», afirma. Su objetivo es crear un ecosistema donde el talento pueda prosperar, donde los directores jóvenes se sientan apoyados, desde la concepción hasta la distribución.

Para Łapinska, no se trata sólo de las películas, sino también del sentido de comunidad que fomenta Gdynia. Al reflexionar sobre el festival de este año, comparte lo gratificante que es ver a los cineastas interactuando entre sí y con el público. “Me alegro de que la energía sea positiva”, dice. “La gente está entusiasmada con la competencia Perspectiva. Ya está generando conversaciones”. Crear este entorno es parte de la visión más amplia de Łapinska para el festival.
Al cine polaco le espera un futuro apasionante y Joanna Łapinska está decidida a liderarlo. Con planes para una mayor inclusión, asociaciones internacionales más sólidas y un apoyo integral a los talentos emergentes, está creando un festival que no sólo celebra el cine polaco sino que da forma activa a su futuro.