“Hasta en época de guerra siguen abierto los teatros”
A principios de los años noventa España vivía una explosión de crecimiento, la democracia se consolidaba y nos situábamos ante una burbuja de modernidad y enriquecimiento. Preparabamos la Expo del 92 y las olimpiadas de Barcelona. El mundo tenía puestos los ojos en nosotros, mientras le dabamos la espalda a un crisis mundial que obviamente nos llegó también. Todo ese breve barniz de modernidad ocultaba una idiosincrasia patria, chusquera mentirosa donde la picaresca y la horterez del nuevo rico brillaban por doquier.
Norberto Pinti (Manuel Bandera) es un director, autor y productor que regenta una pequeña compañía portátil de variedades que se ganan la vida por los pueblos de España en giras lustrosas y populares. Tras veinte años de éxitos viviendo en el faranduleo nómada, descubren que los géneros que tocan empiezan a desfasarse.