ASTANA – La impresionante exposición de Unus Safardiar, “El segundo ascenso”, se inauguró en el Museo Nacional de Kazajstán en Astana el 19 de septiembre y permanecerá abierta hasta el 17 de noviembre. El artista británico, originario de Samarcanda, Uzbekistán, ya ha visto sus esculturas monumentales. , dedicado a la transformación del mundo, expuesto en ciudades como Londres, Nueva York, San Petersburgo y Novosibirsk. Safardiar combina audazmente diversos materiales y técnicas en sus obras, con su estilo característico marcado por el uso de elementos transparentes.
La exposición presenta 15 esculturas e instalaciones, cada una de las cuales explora el tema central: el ascenso y la caída de la civilización humana. A través de videolienzos de gran escala y esculturas contemporáneas elaboradas con diversas técnicas, el artista transmite la complejidad y la naturaleza multidimensional de este proceso.
Una de las instalaciones más llamativas es una escultura de cera titulada “Blanco” y “Negro”, que inmediatamente capta la atención de los visitantes. Estas dos piezas simbolizan acontecimientos y conceptos contrastantes que acompañan a una persona a lo largo de su vida, desde el nacimiento hasta la muerte. Al igual que el frágil material de la cera, todo esto puede derretirse y desaparecer en el momento en que la vida de una persona llega a su fin.
Safardiar utiliza frecuentemente la imagen de un caballo en sus obras como símbolo de civilización y progreso. En la escultura “Dos mundos” se representa a una persona como jinete sobre un caballo futurista. Sobre él, en cubos acrílicos suspendidos, flotan imágenes de un embrión y alas. Esta pieza retrata al ser humano moderno, que, con el tiempo, se vuelve endurecido, distante y blindado. Sin embargo, en su interior permanece el núcleo vulnerable de un niño, representado por el embrión, frágil y sensible al cambio. Las alas representan no sólo los sueños y la espiritualidad sino también la moralidad. La escultura comunica la idea de que una persona se equilibra constantemente entre dos mundos, el material y el espiritual, desde el nacimiento hasta la muerte.
Llama especialmente la atención una instalación multimedia con motivos cósmicos, en la que la hija de Safardiar es la figura central. Los lienzos en video representan su proceso de envejecimiento, desde una niña de 11 años hasta una mujer adulta, rodeada de formas futuristas cambiantes que simbolizan la naturaleza cambiante del mundo.
“Mis obras reflejan la transformación infinita del mundo. Quiero que los espectadores vean cómo las viejas formas se desvanecen, dando lugar a otras nuevas, creando algo verdaderamente único”, compartió Safardiar durante la inauguración de la exposición.